Autora: Wilma Arellano
Una de las alianzas de empresas de telecomunicaciones más importantes en los últimos tiempos, en México, ha sido la que han confirmado Telefónica de España y Televisa, la principal cadena de televisión privada y de entretenimiento de este país.
Con esa unión, las dos empresas se proponen hacer la competencia en el terreno del triple y cuádruple-play a Teléfonos de México (Telmex) el operador dominante en telefonía y próximamente en televisión en este país.
Hace ya unos años que Telefónica entró a competir a México y presta servicios, fundamentalmente de telefonía móvil. El principal obstáculo que ha encontrado en esa competencia y en su desarrollo en territorio americano ha sido, por supuesto, Telmex, compañía que ha bloqueado a través de capturas regulatorias el desarrollo de la empresa española, y cuyo dueño ha sido declarado el más rico del mundo en más de una ocasión.
La alianza de Telefónica con Televisa le permitirá incursionar
en terrenos en donde incluso Telmex no ha entrado, como el de la televisión, debido a la prohibición existente en su título de concesión de prestar ese servicio, pero que en un futuro cercano le será concedida, siempre y cuando se llegue a un acuerdo en materias de interconexión entre el regulador mexicano en la materia, la Comisión Federal de Telecomunicaciones y la empresa de Carlos Slim.
En dicha alianza también participa la compañía Megacable, que, con el sector de televisión restringida, permitirá ofrecer un abanico de servicios impresionante.
Si la teoría económica no se equivoca en este caso y la ampliación de la oferta redunda en beneficios para el usuario, al tener más opciones de elección, el resultado será bueno en este sentido al menos, aunque los monopolios en México y el mundo sean cada vez más objetados, y con razón