Sigo aquí con la segunda parte de la Tribuna de ElConfidencial.com
Netflix 'mon amour'
Netflix se juega su reputación. En Europa necesita ya incorporar el canal de menores y etiquetar los contenidos de acuerdo con los públicos. A partir de ahí, como en Estados Unidos, será decisión de los padres pasar o no el código de suscripción a menores, o hacer un seguimiento de lo que ven o descargan con sus perfiles. Hoy en día Netflix España, y lo conozco bien, no ofrece garantías y ofrece novedades a los usuarios sin prevención alguna.Además, no es justo que, frente a los canales lineales de televisión, mal que bien al menos tienen un horario que respetar, Netflix España, que supera ya los 1,3 millones de suscriptores —que seguro suponen una media de 4 o 5 espectadores por suscripción—, pueda incluir en el catálogo todo tipo de contenidos con total impunidad.
Hay guiones y guiones
Que conste que hablo de lo que he visto, no juzgo por los tráileres, o por terceros. No menciono series que no me apetece ver, como 'Juego de tronos', o —más allá de algunos capítulos— la misma 'Isabel'. ¡Ah! La santa y rodeada de clérigos. 'OMG!' ('oh my God!').He tenido ocasión de hablar recientemente a padres y educadores de la cultura audiovisual. Soy partidaria. La cultura y los guiones proyectan lo que somos, nuestros valores y problemas. Entretienen y desconectan.
Y, al hilo de estas noticias he reflexionado sobre algunas series que me han resultado interesantes, enriquecedoras y con muchas aportaciones en lo profesional, en el conocimiento humano, en la toma de decisiones, pero a la vez señalo y destaco algunas cosas, que están en el hilo conductor, que atrapan y que presentan la relación entre sexo-éxito de un modo que no es creíble porque implica abuso, adicción y distorsiona esa realidad, la "comercializa" llevándola a lo pornográfico, aunque sea en pequeña dosis.
Y de nuevo, el sexo como parte del abuso en los bufetes, entre políticos y clientes, como transacción y norma en la vida profesional. Como bien dice la protagonista, cosas que "dejan mucha herida".
'Borgen', ficción europea sobre una líder política que llega a presidenta de Dinamarca. Tan inteligente y de buena factura como 'House of Cards', y con un personaje, Karper (Pilou Asbæk) su dircom o jefe de prensa, que encarna todo lo maquiavélico. Astuto, simpático y resultón, da de los mejores consejos sobre prudencia política, resolución de crisis pero su infancia proyecta una historia de venganza y de pasado que mediatiza y condiciona sus relaciones con la periodista del canal de televisión. ¿Justificado por eso? No.
Ya que tan necesitados estamos de una ética pública, diré para concluir, que aún no hemos visto pedir perdón al actor Speacy, solo tenemos noticias de su ingreso en una clínica de adicciones junto al productor Harvey Weinstein.
Y como bien dijo Freud, con el que no comparto casi nada, el eros así visto es la muerte.
*Loreto Corredoira es profesora Derecho del Audiovisual
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